Los veranos de nuestra infancia, al igual que nuestros sueños, nunca deberían terminar (Poleomenta)
Cuando se acerca el mes de julio recuerdo los vernos en casa de mis abuelos. Revivo los momentos que pasé allí, viendo a mi abuela tejer en la terraza, jugando con mis primos en el jardín, organizando grandes comidas en el porche...
Y siento que todas esas cosas siguen conmigo, que aunque hayan sucedido ya siguen dentro de mí. Se convierten en sueños, pero no esos sueños de los que uno se olvida al despertar, sino en esos momentos tan especiales que marcan el corazón hasta el punto de quedarse allí para siempre.
Y te recuerdan, en instantes tan concretos como éste en que yo …
Ir al post